Este término japonés resulta de la fusión de dos palabras de
origen inglés, dando como resultado “Friend to Lover”, lo que explica en sí
mismo el motto del juego: las vivencias de un chico cuando pasa de una relación
de amigos a novios con la chica de turno.
Este juego, de la compañía Smee, está sin embargo muy lejos
de ser la típica novela visual “predecible”, donde en el mejor de los casos
podrás contar el número de elecciones con los dedos de una mano, elecciones que
van a tener además muy poco sentido coherente a la postre, y que te van a dejar
con la fría sensación de que tu intervención apenas ha afectado en nada al
curso real de la historia. Fureraba es lo contrario a esto: una auténtica
experiencia de inmersión del jugador en el argumento. Este juego demuestra que,
con un mínimo de ingenio, es posible revolucionar el clásico concepto de novela
visual y convertir la historia en una experiencia intensa y realista sin
precedentes. Fureraba, literalmente y a título personal, me ha hecho revivir
sensaciones que no experimentaba desde hace casi una década (¡sin exagerar!),
con juegos como True Love o Casual Romance Club. Creo que eso sólo ya explica
muy bien cuál es mi valoración de esta VN.
El primer detalle significativo viene ya sólo mirando la
presentación al iniciar el juego, y su menú principal. No hay vídeo
introductorio, ni nada parecido. Y el menú… los cuatro caracteres en japonés en
los que se lee el título del juego contra un fondo casi homogéneo de color
rosa. Nada más. Ni imágenes de chicas, ni nada. Caray… ¿habrase visto
presentación más sobria para una novela visual…? Pero aquí está el quid de la
cuestión. Los chicos de Smee ni siquiera necesitan presentaciones rimbombantes.
La calidad del juego que hay detrás (que es lo verdaderamente importante) habla
por sí sola. Se trata de un ejemplo muy contundente que demuestra dónde debe
ponerse el verdadero esfuerzo para que tu juego sea un buen juego. No significa
que los que se curran sus presentaciones tengan por qué ser malos juegos… pero
sí es una prueba fehaciente de que un vídeo introductorio espectacular con
música de la hostia, y un menú con una imagen de fondo que te quita el aliento,
no son en absoluto garantías de que el juego que vas a encontrarte cuando
pulses el botón “comenzar” sea algo digno. Al contrario, aquello de “mucho
ruido y pocas nueces” es algo más habitual de lo que preferiríamos. Fureraba
nos demuestra qué consideran auténticamente importante los integrantes de Smee.
En esta novela visual, asumes el papel de Aoba Ryousuke
(nombre que puedes cambiar al principio), el típico estudiante impopular que se
muere por tener algún día una novia. Ha pasado su vida hasta ahora
comportándose más bien como un gallina al respecto, pero al llegar el segundo
año de instituto, se da cuenta de que debe actuar ya si quiere tener éxito en
su empeño antes de que sea tarde. Y toma una firme resolución consigo mismo: se
acabó el ser un cobarde. El amor no llega a los que esperan sentados sin hacer
nada, ¡sino a aquellos que lo persiguen activamente!
El argumento en sí, como podéis ver, no es un dechado de
originalidad, y los clichés no dejan de estar presentes por aquí y por allá.
Así, la introducción del juego pasa sin apenas hacer ruido, con el protagonista
haciendo un poco el payaso con su amigo Genki, presentando a sus amigas Rina y
Himari, y el primer encuentro con una chica algo peculiar llamada Yuzuyu.
Pero entonces, empieza la segunda fase… y es aquí donde las
cosas se revolucionan. En este punto del juego, empiezas a tener la opción de
acercarte a las chicas que quieras (o, si lo prefieres, pasar de todo, según el
caso). Y a medida que avanzas, experimentas en propia piel lo que hace verdaderamente
soberbio a este juego: el enorme realismo que se ve en este tramo de la
historia.
En las novelas visuales típicas, siempre llega un momento en
que es demasiado evidente que las chicas no son de carne y hueso, sino simples
personajes para un juego. Bien… esto en
Fureraba NO pasa. En las conversaciones que el protagonista emprende con cada
una de las chicas, rezuma una naturalidad increíble, apenas vista en ninguna
otra novela visual típica. Ese espíritu, tantas veces ausente, del avance
auténticamente paulatino en la relación con una chica, es muy patente en
Fureraba, y en todo momento, tienes la sensación de estar desarrollando una
relación natural con una chica normal y corriente a lo largo del tiempo. Bueno,
esto tampoco es cierto al 100% (de vez en cuando se siguen colando clichés demasiado
típicos, como he apuntado antes), pero sin duda, la sensación global de
naturalidad que consigue este juego apenas tiene parangón con nada más en el
mundo de las novelas visuales. Sólo por citar un ejemplo, Himari (la
osananajimi), está lejos de ser la típica “amiga de la infancia enamorada del
protagonista por defecto”. Por una vez y sin que sirva de precedente, la amiga
de la infancia es justamente eso: una amiga
de la infancia, y punto. No hay ningún
arbitrario o absurdo motivo por el que esta chica tenga que estar
bobaliconamente colgada del protagonista; más bien todo lo contrario:
precisamente porque la conoce desde que eran niños, y ahora se reencuentra con
ella, Kyousuke encuentra que es especialmente difícil acercarse a Himari (quien
tiene nuevos y acaparadores amigos), y no digamos ya intentar ligársela. Si de
verdad quiere hacer algo así, va a tener que currárselo y de lo lindo.
La mecánica de elecciones que hay en la segunda fase del
juego es la clave: en ella, vas a charlar con las chicas como la cosa más
cotidiana y natural del mundo. Si bien, en este tramo, el flujo de la historia como tal se ve un
tanto afectado por ciertas líneas de script que resultan en exceso repetitivas,
la experiencia en conjunto es inigualable, y como digo, despertó en mí
emociones que creía absolutamente olvidadas. Juegos como Fureraba son los que
encumbran el concepto de novela visual (aunque, paradójicamente, no es
exactamente una novela visual típica).
Si juegas bien tus cartas y no malgastas el número de encuentros
que puedes tener, en algún momento del mes de Junio llegará la oportunidad. Kyousuke
le echará al fin huevos, y estará en disposición de confesarse a una chica por
primera vez en su vida.
Y entonces, se dará paso a la tercera fase del juego, en la
que nuestro protagonista empezará la primera relación de pareja de su vida. A
partir de aquí, los acontecimientos avanzarán con grandes dosis de moe, tonteos
con el móvil por la noche y algunas parafernalias más. Y por supuesto, las
primeras escenas ecchi. Sigue habiendo elecciones, aunque sospecho que las de
este tramo apenas influyen ya en el resultado final. Sea como sea, la historia
sigue siendo encantadora, si bien algo menos innovadora en esta fase; y pese a
ello, en la misma cotidianidad de los eventos vividos (donde no hay ninguna
clase de argumento ultrarrebuscado como en tantas otras novelas visuales)
estará el auténtico secreto del disfrute. El estilo narrativo que aquí
encontramos es simplemente genial, con un nivel de detalle adecuado para
sumergirse en esa cotidianidad, y a la vez con el toque justo de emotividad. Los
traductores de NekoNyan se toman ciertas libertades, un tanto excesivas a
veces, pero consiguen mantener el espíritu de la historia (que es lo que a la
postre importa) de una forma bastante eficiente. El éxito de la narración de
Fureraba radica, en suma, en describir una simple y usual relación de pareja
con recursos literarios y de diversa índole que, lejos de convertir la
experiencia en una cosa monótona y aburrida (como pasa en tantas otras narraciones
que intentan algo parecido), darán como resultado una historia exquisita y
profunda donde el jugador se va a sumergir… hasta el gran final.
En definitiva, Fureraba constituye una experiencia realmente
gratificante de principio a fin, el ejemplo modelo de lo que debería ser una
novela visual con cara y ojos que pretenda centrarse casi exclusivamente en el
tema del romance. El juego no es demasiado conocido, y una vez más, está sólo
en inglés, pero os recomiendo encarecidamente que lo probéis si tenéis la
ocasión. Quien busque en una novela visual la auténtica y pura esencia del
romance, sin giros tan rebuscados como innecesarios, la encontrará sin duda en
Fureraba. A mis ojos, Smee ha demostrado con creces su calidad, y aunque no
estoy seguro de poder afirmar que sus integrantes vayan a manejar un diseño de
VN más típico con la misma habilidad, ya sólo con este juego, se han ganado
todo mi crédito.