Es el dilema constante al que nos enfrentamos los fans. “Esa
novela visual tiene pinta de ser buenísima, ¡quiero jugarla!” “¿Pero está en
español?” “Traducidla, ¡traducidla YA! ¡QUIERO JUGARLA!”
Si uno no sabe japonés, en efecto, tiene pocas más opciones
que esperar a que alguien traduzca la novela visual de turno. Pero claro, ¿a
qué idioma? ¿Al inglés? No me jodas, yo soy hispanoparlante, no me quiero matar
leyendo un texto en inglés. Quiero que la traduzcan al español. Pero claro,
¿quién puede hacer eso? ¿Es eso fácil? ¿Se puede hacer en un tiempo razonable? ¿Cómo se hace? ¿Y vale realmente la pena
el resultado?
El primer paso, obvia e irremediablemente, es que alguien
tenga las narices de traducir la novela visual original del japonés. No hay
tanta gente que sepa o quiera hacer esto. Y normalmente, quien lo hace, acaba
traduciendo al inglés. ¡Maldición! ¿No hay ningún alma caritativa que me lo
traduzca al español? Bueno, sí, haberlas, haylas. Nuestros héroes los fansubs,
e incluso algunos realmente gallardos que lo hacen todo por sí mismos sin
unirse a ningún fansub. Pero todos ellos se encuentran ya de entrada con un
importante hándicap: tienen que partir de los textos en inglés, que ya corren
el riesgo de adolecer de todos los defectos de traducción y edición que
explicaba Zakamutt en esta entrada de mi blog. Traducciones de japonés a inglés
(o directamente al español, como las mías) que ya, por sí mismas, conllevan
toda una serie de pegas e inconvenientes más o menos importantes (y sí, me
incluyo como parte de esos inconvenientes).
Por supuesto, todo eso vale también para las traducciones
del inglés al español, mucho más comunes en el escenario fansubero hispano (donde,
como es medianamente de esperar, no abunda la gente que sepa japonés, y
normalmente hay que esperar a que el angloparlante de turno traduzca de japonés
a inglés antes de hincar el diente a la novela visual de marras para traducirla
al castellano). La diferencia es que inglés y español no son lenguas tan
alejadas entre sí como el japonés de ambas, no sólo gramaticalmente, sino sobre
todo culturalmente. Y esto tiene un inconveniente doble: por un lado, toda
novela visual en español que venga de una traducción al inglés ha pasado no por
una, sino por DOS fases de traducción (japonés – inglés e inglés – español), lo
que eleva a la enésima potencia la cantidad de errores de traducción que vas a
encontrarte en el texto final que estás leyendo en tu idioma. Y tanto más grave
será esto cuanto más partidarios de las traducciones literales sean los dos
traductores (el angloparlante y el hispanoparlante). Por otro lado, estaremos
arrastrando también posibles imprecisiones culturales de la versión en inglés.
Cuando te paras a pensarlo, casi da miedo darse cuenta de la cantidad de
errores que pueden estar acumulándose en los textos en español de estas novelas
visuales… a veces casi hasta el punto que te preguntas: ¿estoy realmente
jugando el mismo juego que jugaron los jugadores japoneses?
No nos engañemos: traducir no es un trabajo que se culmine
de un día para otro, y menos aún si es sólo una persona la que lo lleva a cabo.
Desconfiad de las traducciones exprés del traductor “heroico” de turno, que se
dedica él solo 24/7 a una novela visual, traduciendo 2000 líneas diarias y
produciendo un parche de traducción del juego entero en apenas un mes. En un
caso así, con todos los respetos, lo más probable es que estéis leyendo un
bodrio. Para empezar, semejantes hábitos sobrecargan el cerebro con increíble
rapidez, restando eficacia a un proceso que ya es por sí mismo minucioso. Hay
que estar atento a la ortografía y la sintaxis; contrastar el sentido de las
frases resultantes en español; vigilar la coherencia de párrafos enteros como
bloques, e incluso el sentido del argumento de la historia como un todo; hay
que repasar y hacer edición, como decía Zakamutt; hay que hacer pruebas de
juego para despejar errores de contexto, comprobar que el ancho de línea no se
sale de madre o que el texto no desaparece por cualquier otro motivo. Sumad a
todo esto los errores de traducción del doble paso (japonés – inglés / inglés –
español), y si hemos descuidado todo lo anterior, tenemos como resultado un
despropósito en toda regla. Esto ya sucede con grupos de fans trabajando
simultáneamente en un mismo proyecto, cuánto más con el traductor heroico
aislado. Si lo único que buscamos es soltar un poco de adrenalina con una
novela visual del montón, podríamos tal vez conformarnos con los productos de
estos trabajos de dudosa eficacia. Pero si queremos disfrutar de una historia
lo más fiel posible a la original, con la debida profundidad, debemos ser más
selectos. Una traducción bien hecha requiere, como mínimo, largos y largos meses de trabajo concienzudo… cosa que
raramente se ve.
Por más que nos cueste admitirlo, este es ni más ni menos el
escenario al que nos enfrentamos los jugadores hispanoparlantes. Los fansubs,
por lo general, están lejos de hacer milagros. Con demasiada frecuencia, producen
trabajos muy pobres, que se agravan aún más cuando el paso de traducción es
doble (japonés – inglés e inglés – español), lo cual es, para más inri, lo más
habitual.
Con todo, esto sigue teniendo un pase si pensamos que, al
fin y al cabo, los fansubs son eso mismo, comunidades de fans que hacen lo que
hacen motivados por el entusiasmo y sin recibir nada a cambio salvo la
satisfacción de hacerlo y compartirlo. El problema es que, incluso cuando vas a
buscar algunas de las compañías semiprofesionales o supuestamente
profesionales, te encuentras a veces cosas que no se elevan mucho por encima
del estatus de chapuza. Y esto ya es bastante más serio, por no decir
vergonzoso. Me remito de nuevo a las palabras de Zakamutt, que ya compartí en
otra publicación.
No digo que no tengamos el derecho de disfrutar de una
novela visual en español (faltaría más). De hecho, somos ya bastantes los autores
indie que creamos nuestras propias novelas visuales en español desde cero, y
eso es muy bueno. Ahora bien, cuando las VN que jugamos vienen de versiones
originales en japonés o inglés, por desgracia, la calidad de lo que leemos en
español cae por lo general en picado. No ya sólo por lo que respecta a
traducción, sino también en cuanto a ortografía, sintaxis, fluidez e incluso coherencia
de la narración. Hay una diferencia clave a este respecto: así como hay
compañías (relativamente) profesionales dedicadas a traducir novelas visuales
de japonés a inglés (JAST, MangaGamer, Sekai Project…), no existe, al menos
hasta donde yo sé, NINGUNA que lo haga al español. Dicho de otro modo, si
queremos jugar novelas visuales originales de Japón en español, no nos queda
más remedio que acudir a los fansubs… con la consiguiente (y demasiadas veces
excesiva) pérdida de calidad. Es lógico: los fans no son profesionales. Y por
más que muchos le ponen entusiasmo, eso normalmente no es en absoluto
suficiente para compensar sus carencias, como traductores, editores y
narradores en general. Muchos de estos fansubers parecen ignorar la fundamental
importancia de aspectos como la ortografía y la sintaxis, así como una buena
cadencia de escritura, para los jugadores que leen sus textos. Seamos
realistas: esto es lo que nos vamos a encontrar normalmente cuando intentemos
jugar una novela visual traducida al español. Tengámoslo presente. Y luego,
decidamos si nos importa más o menos estar perdiéndonos por el camino una
traducción fiel y de calidad de la historia original.
¿Qué remedios hay para los que no se conforman con esto?
Bueno, en apariencia tenemos las manos bastante atadas. La solución más obvia:
aprender japonés. Pero evidentemente, es también la solución que primero
descarta la gran mayoría. Una estrategia clara y viable, por la que abogo
personalmente, es reducir en lo posible los pasos de traducción desde el
japonés. En otras palabras, prefiero jugar en inglés las novelas visuales que
sé que vienen de originales en japonés. Es la alternativa lógica para tratar de
minimizar los errores de traducción desde ese idioma: ahorrarse un paso de
traducción. Y, francamente, se disfrutan igual en inglés. No cuesta tanto; a
fin de cuentas, el inglés hace tiempo que debería ser parte de nuestra rutina,
incluso cuando jugamos novelas visuales (o lo que sea).