La siguiente es otra reflexión interesante que me gustaría
compartir. El autor es Fred, y se trata de la referencia a las “big back” que
Zakamutt mencionaba en su escrito (el cual pudisteis leer en la anterior
publicación). Esta vez, se trata a grandes rasgos de abordar una importante
dicotomía en el mundo de la traducción: ¿qué es más correcto, hacer una
“traducción literal” o una “traducción liberal” de los textos en japonés de una
novela visual (o en definitiva cualquier otro tipo de narración)? Parece que
hay muchos extremistas al respecto. Yo, personalmente, defiendo y he defendido
siempre una postura más cercana a la “traducción liberal”, aunque sin pasarse
de “liberal”. Mi postura es de hecho muy cercana a lo que Fred dice (lo podéis
leer abajo): soy partidario de hacer una traducción que, ante todo, respete el espíritu de lo que el autor original del
texto pretende transmitir, teniendo en cuenta aspectos de la propia historia, aspectos
culturales e incluso aspectos lingüísticos (que a la hora de la verdad van a
reflejar esa cultura, lo que, como muchos otakus saben, es especialmente importante en el caso de las historias en japonés
ambientadas en Japón). El uso o no de recursos lingüísticos exclusivos del
japonés y por todo buen otaku bien conocidos (sufijos como “san”, “senpai”,
“kun”… personajes que se refieren a sí mismos en tercera persona, y un largo
etcétera) es tan sólo la punta del iceberg de este concepto, y un tema que merece
una mención aparte tal vez en otra publicación.
Mis traducciones, pues, tienden a ser más liberales, en el
sentido de mantenerse fiel al espíritu marca de la casa de los ambientes
japoneses, una cultura que es, como sabemos, esencialmente distinta a la
nuestra en muchos aspectos. Pero también a la hora de transmitir ambientes más
comunes a ambas culturas. Esa liberalidad no puede tampoco darte carta blanca
para hacer lo que te dé la gana, pero debes transmitir el espíritu de la
historia con la mayor fidelidad posible. Y una traducción puramente literal,
muchas veces no te va a permitir alcanzar este objetivo. Una traducción
liberal, además, requiere que te tomes la molestia de redactar correctamente en
el idioma final (castellano en nuestro caso) de manera que te hagas entender
cuando el público final (la audiencia hispanoparlante en nuestro caso) juegue
la novela visual en cuestión. Y una vez más, las traducciones literales no
favorecen esto. Siendo extremistas, para traducciones literales, usa Google
Translate y olvídate. Pero claro, para eso, ¿qué falta hacen los traductores de
carne y hueso?
La publicación de Fred (también traducida del inglés por mí)
ilustra un ejemplo bastante clarificador de todo esto, referido al lenguaje
figurativo. Este es uno solo de los muchos ejemplos de “desafíos” que los
traductores del japonés nos encontramos continuamente. Los siguientes párrafos
lo describen en palabras del propio Fred, unas palabras que suscribo y que os
mostrarán un poco más de los entresijos del mundo de la traducción:
“A la
comunidad asidua a las novelas visuales le gusta discutir acerca de los méritos
relativos de las así llamadas “traducción literal” y “traducción liberal”, y
mucha gente tiende a percibir a los demás como defensores casi acérrimos de un
extremo o del otro. Si bien estoy seguro de que todos los que conocen mis
puntos de vista me clasificarían como un defensor de la traducción liberal,
tiendo a pensar que soy más bien un defensor de ser fiel a la intención del
texto original. Este post del blog va a destacar un par de usos específicos del
lenguaje que creo que exponen algunas de las debilidades de intentar una
“traducción literal”. Esto no va a ser en modo alguno un intento de
proporcionar una argumentación exhaustiva contra la traducción literal, aunque
por otro lado, mentiría si dijera que no voy a intentar ser al menos un pelín
convincente al respecto. Sea como sea, e independientemente de tu postura
particular en este debate, espero al menos que los siguientes ejemplos
proyecten algo de luz sobre tu comprensión. En un sentido amplio, voy a hablar
sobre lenguaje figurativo. Este es un sofisticado concepto que engloba un
montón de expresiones comunes y tipos de expresión que existen en cualquier
idioma humano natural, hasta donde yo sé, y desde luego, tanto en el japonés
como en el inglés (así como, por supuesto, en el castellano, NdT). Frases hechas,
símiles, metáforas, hipérbolas, personificación, simbolismo: todos ellos son
tipos de lenguaje figurativo.
Para
empezar, hablemos de frases hechas. La definición relevante de “frase hecha”,
si tiramos de “wikcionario”, es “una expresión peculiar o característica de un
idioma particular, especialmente cuando su significado literal es ilógico o se
desvincula del significado individual de las palabras que la componen”. Se
explica bastante bien por sí solo, ¿verdad? Por definición, si intentas
traducir literalmente la frase hecha como una suma de sus palabras, vas a
acabar obteniendo algo que, en el mejor de los casos, será impreciso, y en el
peor, completa y absolutamente ilógico. Con tan sólo googlear “frases hechas
japonesas” y leer lo que salga, vas a encontrarte docenas de ejemplos de casos
en los que tienes que evitar a toda costa hacer una traducción literal, porque
la alternativa es acabar con una traducción que no tendrá el más mínimo sentido.
Por ejemplo, traducir 十人十色 como “diez hombres, diez colores”
no va a dar un texto comprensible al lector castellanohablante; sin embargo, la
expresión “para gustos los colores” (o la venerable en inglés “different
strokes for different folks”), que es equivalente en significado, si bien no
exactamente en el tono, seguramente ya va a servir. Las frases hechas, ya en sí
mismas, proporcionan un argumento de un peso enorme a favor de la traducción
liberal*. Dicho lo cual, tampoco es que las frases hechas sean algo abundante. Sin
embargo, hay también ejemplos más discretos: casos en los que una traducción
literal te va a proporcionar algo con sentido y puede que incluso preciso, pero
que con todo, va a ser siempre menos preciso que lo que una traducción liberal
adecuada te va a ofrecer.
Mi
ejemplo personal favorito de expresión japonesa que no es per se una frase hecha, pero que aún así, se beneficia enormemente
de una traducción “liberal”, es la combinación del nombre 背中 (espalda) y el adjetivo 大きい (grande). Estas dos palabras aparecen
frecuentemente juntas en japonés como una forma de halagar a los hombres, y
quiere expresar que el hombre en cuestión tiene una cierta característica
física atractiva, prototípicamente masculina. La frase lleva consigo también
una metáfora implícita de confianza: una gran espalda, presumiblemente, es
capaz de cargar un gran peso. Cuando empiezas a buscar “grandes espaldas” (“big
backs” en inglés), las ves aparecer hasta en la sopa en traducciones literales de
japonés a inglés, desde “Little Busters!” hasta “HoshiMemo”. El problema, es
que existe en inglés una expresión común que significa exactamente lo mismo que la japonesa: “broad shoulders”. Pero,
¡coño! Ningún diccionario te va a decir que puedes traducir individualmente 背中
como “shoulders” (“hombros”): eso es incorrecto. Y lo que es asombroso de esta
pareja de expresiones japonesa / inglesa es que no sólo denotan lo mismo, sino
que además, tienen exactamente la misma connotación. Ambas expresiones
describen la misma característica física, y ambas, a su vez, hacen referencia
al mismo concepto de confianza: un par de anchos hombros (significado de “broad
shoulders” en inglés), también son capaces de cargar un gran peso.
La expresión “broad shoulders”, como su
primo japonés, está en algún lugar entre un simple uso no figurativo del idioma
y una frase hecha: tan sólo conociendo la definición de cada palabra individual
obtienes el correcto significado de la expresión; e incluso la connotación de
confianza implícita, cuando está presente, por lo general resulta obvia. En
consecuencia, y por definición, no son frases hechas. Pero incluso siendo así,
si la traduces literalmente en cualquier dirección, la frase original terminará
siendo poco más que una pálida sombra de lo que debería ser. No sé tú, pero yo
prefiero que me describan como un tío “broad-shouldered” (de “hombros anchos”)
antes que uno con una “big back” (“espalda enorme”).
Fred
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