Winter’s Empty Mask (WEM, para abreviar) narra una historia
embebida en los acontecimientos de la caótica ciudad de Momiji, donde el índice
de criminalidad es, desde hace años, inusualmente elevado. Sin embargo, de un
tiempo a esta parte, el terror implícito de vivir en semejante ciudad se
acentúa todavía más por la presencia de un misterioso asesino sanguinario, que
se hace llamar “Red”. Este criminal acaba, de forma bastante truculenta, con la
vida de gente de todos los estratos sociales y condiciones, aparentemente sin
distinción, y sale siempre impune. Las autoridades son incapaces de seguirle la
pista, cuánto menos detenerle; con lo cual, la paranoia, pero también la fama
de Red, se extienden cada vez más.
El trasfondo de este juego está muy bien trabajado, y nos
introduce en una experiencia profunda donde muchos elementos, dramáticos y
emocionales, entran en conflicto directo. En este mundo, ocultos a la vista del
humano medio, existen chamanes… seres mágicos con capacidad de cambiaformas y
otras facultades, que se organizan en clanes, y muchas veces luchan entre
ellos. La idea del título del juego sugiere que toda persona se mueve siempre
por el mundo con tres máscaras: primero, la que muestra a los demás, la que ha
de dar su “imagen decente” al mundo. Segundo, la máscara que usa entre sus
allegados más íntimos, su familia, amigos cercanos… los que conocen su vida de
manera más personal. Tercero, la máscara más privada de todas: la que sólo
conoce uno mismo. La que de verdad muestra quién o qué eres.
Akketsu Yuki, la primera de las protagonistas de la historia,
es un ejemplo perfecto de conflicto extremo entre estas tres máscaras. Miembro
del clan Akketsu, uno de los más antiguos y poderosos, debe satisfacer los
clandestinos encargos de su familia a la vez que mantiene su fachada de persona
normal ante el resto del mundo. La misma Yuki ha asumido su papel desde niña, con
una naturalidad increíble; y como su mismo nombre en japonés sugiere, es fría
como la nieve e implacable ante cualquiera. No parece que una persona así sepa
siquiera lo que es el amor… ¿o sí…?
Tanaka Ichirou, el segundo protagonista, es esa persona que
conseguirá lo que parecía imposible: hacer tambalear la fría personalidad de
Yuki. Él mismo no tiene un pasado del cual sentirse orgulloso, y ha regresado
recientemente a Momiji (donde ya vivió de niño) junto con su madre para
comenzar una nueva vida, transfiriéndose a la escuela de la ciudad.
Asada Reika es la amiga de la infancia de Ichirou. Siempre ha
vivido en Momiji, recelando de los peligros inherentes a esta infame ciudad,
aunque con los años se ha adaptado a ella, como mucha otra gente. Con el
regreso de Ichirou a Momiji, ambos tendrán la ocasión de recuperar su antigua
amistad y, tal vez, hacer que florezca aún más.
Por lo demás, sin embargo, el juego es impecable. Si quitamos tal vez la abundancia de errores ortográficos y sintácticos… al menos en la versión del texto en español. Me llevo también la impresión de que estos errores son más abundantes en la primera mitad del juego o la ruta común, lo que tal vez refleje que las diversas partes del texto fueron llevadas por distintas personas, o como mínimo, que no pasaron por una fase de edición y corrección equivalente. Tal vez me equivoco en este punto, pero vaya, a la postre, es lo de menos frente al panorama general de texto gramaticalmente poco cuidado.
No me siento cómodo mencionando esto, pero es mi deber
hacerlo, porque resulta casi doloroso ver que una obra de esta magnitud está
tan empañada con errores básicos de escritura. No son muchas las ocasiones en
las que una novela visual indie en nuestro idioma tiene la oportunidad de
destacar por su calidad, en este escenario inundado de juegos en inglés y
japonés. WEM es un juego muy bueno en cuanto a argumento, arte y ambiente
musical, pero considero que, en una novela visual, es fundamental la corrección en la escritura. Para algunos puede que
esto sea algo incluso trivial, pero para el jugador que de verdad está deseando
sumergirse en una lectura fluida, que le dé una experiencia profunda a la hora
de vivir la historia, nada resulta más fulminante que verse coartado
continuamente con interrupciones fruto de las incorrecciones sintácticas. Creo
que la oportunidad de reivindicar obras de la máxima calidad en nuestro idioma,
en el escenario mundial de las novelas visuales, es demasiado valiosa como para
desaprovecharla abandonando a su suerte la corrección ortográfica de un texto y
una narración que son la base de toda historia que aspire a ser recordada y
ensalzada en los años venideros.
Y WEM lo es… sin lugar a dudas. De hecho, aparte de esto, no
tengo más que elogios para el juego.
A partir de aquí, Ichirou empezará a desarrollar su relación
con Yuki en uno u otro sentido dependiendo de las elecciones del jugador. De
igual modo, tendrá la ocasión de retomar su amistad con Reika, quien no asiste a
la misma escuela pero empezará a visitarle cada tarde en su casa desde que su
madre la encontró por casualidad. Todo con el ominoso trasfondo de “Red” y sus
asesinatos, que siguen cometiéndose en la ciudad regularmente y sin cuartel,
haciendo crecer la inquietud de la población con los días…
Dejando a un lado los ocasionales combates de Yuki, el juego
sigue la canónica estructura de novela visual con elecciones en puntos clave. En
el mundo de las novelas visuales, una de las tendencias más negativas
(lamentables, incluso) de los últimos años es descuidar el manejo de las
elecciones, que al fin y al cabo, son el alma de toda novela visual que se
precie (a veces hasta el extremo de hacerlas desaparecer por completo y aún así
seguir llamándolas “novelas visuales”, cuando en realidad se han convertido en
novelas cinéticas y nada más). Las elecciones, desafortunadamente, son cada vez
más proclives a la escasez, a estar mal colocadas, y lo peor, tienden a dos
extremos: o bien son de un resultado ridículamente fácil de prever, o bien carecen
de toda coherencia a la hora de afectar al resultado final de la historia. Bien;
WEM es uno de los pocos juegos que ha conseguido mantener intacto el auténtico
espíritu de las elecciones en una novela visual. Al contrario que en todos esos
juegos, las elecciones en WEM están bien colocadas en el argumento, bien escogidas
y bien calibradas. Algunas no son nada fáciles, y te van a llevar a finales
desagradables (que a veces llegan incluso demasiado pronto), pero es lo que se
espera de un juego que, en definitiva, te está presentando un desafío… y al
contrario que en muchas otras novelas visuales, vas a ver, de una forma o de
otra, la coherencia del resultado final en la historia. Este es uno de los
aspectos clave por los que WEM es una novela visual con cara y ojos… de las
que, por desgracia, empiezan a escasear en nuestro panorama.
La historia en sí, y el desarrollo de la misma, es sin lugar a
dudas el punto más fuerte de WEM. Este juego es también único en la forma de
hacernos partícipes de las interioridades de un personaje que en realidad no es
el protagonista principal (la aparición de éste en el argumento se hace esperar
bastante). Esta forma de presentar la historia puede resultar un poco confusa
al principio, e incluso introducir elementos que el jugador, interpretando a
Ichirou, no tendría por qué conocer de entrada; pero esto se compensa bastante
bien, y a la postre, contribuye a una experiencia de inmersión muy lograda. Los
personajes secundarios están bien equilibrados, los escenarios se presentan a
un ritmo paulatino y mesurado, los elementos argumentales clave aparecen cuando
toca, y la narración es simplemente exquisita (no hablo ahora de la ortografía
y la sintaxis). Pero, por encima de todo, el tema que se explora, y la forma de
abordarlo, son sublimes. Por supuesto, no queda tan patente en las rutas
menores, pero la experiencia global tiene parangón con muy pocas cosas en el
mundo de la narración. Los detalles del argumento y las escenas en sí son
fuertes e incluso “gore”; no tanto en cuanto a imágenes como en narrativa, pese
a lo que es necesario poner sobre aviso a las personas más sensibles. Pero más
allá de eso, la experiencia es inigualable, y un tratado excelente sobre cómo
puede el amor abrirse camino a través de escenarios tan aparentemente
inhóspitos e incluso hostiles. Los dilemas morales ponen al jugador en tensión
continuamente, pero llegan incluso más allá, trascendiendo casi en algo
inédito, y apelando en todo momento a las emociones más profundas que un ser
humano puede llegar a experimentar. El significado de conceptos tan arraigados
como el “bien” y el “mal”, o lo que es correcto o incorrecto, se pone en tela
de juicio de una manera magistral, permitiendo que los jugadores más entregados
vivan una experiencia profunda como ninguna, en la que sus mismas emociones van
a ser movidas y llevadas a un nuevo nivel. Meterse en la piel del protagonista
es fundamental para que el disfrute en esta clase de historias sea máximo, y en
cada detalle, este juego lo consigue como muy pocos.
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