Lluna Plena no Fansub

Lluna Plena no Fansub

jueves, 23 de mayo de 2019

Winter’s Empty Mask: review

Por fin, después de muchos meses de anuncios golosos, la obra más elaborada de Eternal Night Studios salió a la palestra, deleitando a un montón de jugadores, entre ellos yo. Finalmente, llegó el momento de publicar mi análisis sobre esta celebrada novela visual.
 


Winter’s Empty Mask (WEM, para abreviar) narra una historia embebida en los acontecimientos de la caótica ciudad de Momiji, donde el índice de criminalidad es, desde hace años, inusualmente elevado. Sin embargo, de un tiempo a esta parte, el terror implícito de vivir en semejante ciudad se acentúa todavía más por la presencia de un misterioso asesino sanguinario, que se hace llamar “Red”. Este criminal acaba, de forma bastante truculenta, con la vida de gente de todos los estratos sociales y condiciones, aparentemente sin distinción, y sale siempre impune. Las autoridades son incapaces de seguirle la pista, cuánto menos detenerle; con lo cual, la paranoia, pero también la fama de Red, se extienden cada vez más.

El trasfondo de este juego está muy bien trabajado, y nos introduce en una experiencia profunda donde muchos elementos, dramáticos y emocionales, entran en conflicto directo. En este mundo, ocultos a la vista del humano medio, existen chamanes… seres mágicos con capacidad de cambiaformas y otras facultades, que se organizan en clanes, y muchas veces luchan entre ellos. La idea del título del juego sugiere que toda persona se mueve siempre por el mundo con tres máscaras: primero, la que muestra a los demás, la que ha de dar su “imagen decente” al mundo. Segundo, la máscara que usa entre sus allegados más íntimos, su familia, amigos cercanos… los que conocen su vida de manera más personal. Tercero, la máscara más privada de todas: la que sólo conoce uno mismo. La que de verdad muestra quién o qué eres.

Akketsu Yuki, la primera de las protagonistas de la historia, es un ejemplo perfecto de conflicto extremo entre estas tres máscaras. Miembro del clan Akketsu, uno de los más antiguos y poderosos, debe satisfacer los clandestinos encargos de su familia a la vez que mantiene su fachada de persona normal ante el resto del mundo. La misma Yuki ha asumido su papel desde niña, con una naturalidad increíble; y como su mismo nombre en japonés sugiere, es fría como la nieve e implacable ante cualquiera. No parece que una persona así sepa siquiera lo que es el amor… ¿o sí…?

Tanaka Ichirou, el segundo protagonista, es esa persona que conseguirá lo que parecía imposible: hacer tambalear la fría personalidad de Yuki. Él mismo no tiene un pasado del cual sentirse orgulloso, y ha regresado recientemente a Momiji (donde ya vivió de niño) junto con su madre para comenzar una nueva vida, transfiriéndose a la escuela de la ciudad.

Asada Reika es la amiga de la infancia de Ichirou. Siempre ha vivido en Momiji, recelando de los peligros inherentes a esta infame ciudad, aunque con los años se ha adaptado a ella, como mucha otra gente. Con el regreso de Ichirou a Momiji, ambos tendrán la ocasión de recuperar su antigua amistad y, tal vez, hacer que florezca aún más.
 
 
Ellos son los tres personajes principales alrededor de los que girará la historia. Aunque el juego está pensado para que el jugador interprete básicamente el papel de Ichirou, en la introducción del argumento, y en ciertas otras fases, vas a ver la historia de Yuki en perspectiva de primera persona. Ello significa, entre otras cosas, que el jugador deberá asumir el papel de Yuki en los ocasionales combates en los que se enzarza… combates con un sistema bastante logrado. Si bien esto da una interesante variedad a la mecánica del juego, ofreciéndonos de tanto en tanto una salida del puro entorno de novela visual, también puede resultar algo incómodo para los jugadores que deseen ver avanzar la historia y se encuentren con un inesperado muro que superar, combates en los que posiblemente no estén interesados. Los combates en sí no son en exceso difíciles (al menos en modo Casual), pero da la ligera sensación de que están embutidos en la estructura del juego de manera un tanto forzada. Por decirlo de alguna forma, es como un intento de juego híbrido que se ha quedado a medias, y que es posible que desconcierte a los jugadores que esperaban un diseño clásico de historia profunda en formato novela visual. Ciertamente, los saltos entre las perspectivas de Yuki e Ichirou dan un interesante enfoque a la historia, aunque los combates en particular no terminan de dar un equilibrio correcto al flujo de la misma. Que la narración se trunque abruptamente y te escupa sin más al menú principal en una especie de “bad ending” precipitado (y totalmente independiente de los eventos de Ichirou) si pierdes un solo combate, es quizá la prueba más áspera de todo ello. Tal vez este aspecto podría haberse manejado con un poco más de sutileza.


Por lo demás, sin embargo, el juego es impecable. Si quitamos tal vez la abundancia de errores ortográficos y sintácticos… al menos en la versión del texto en español. Me llevo también la impresión de que estos errores son más abundantes en la primera mitad del juego o la ruta común, lo que tal vez refleje que las diversas partes del texto fueron llevadas por distintas personas, o como mínimo, que no pasaron por una fase de edición y corrección equivalente. Tal vez me equivoco en este punto, pero vaya, a la postre, es lo de menos frente al panorama general de texto gramaticalmente poco cuidado.

No me siento cómodo mencionando esto, pero es mi deber hacerlo, porque resulta casi doloroso ver que una obra de esta magnitud está tan empañada con errores básicos de escritura. No son muchas las ocasiones en las que una novela visual indie en nuestro idioma tiene la oportunidad de destacar por su calidad, en este escenario inundado de juegos en inglés y japonés. WEM es un juego muy bueno en cuanto a argumento, arte y ambiente musical, pero considero que, en una novela visual, es fundamental la corrección en la escritura. Para algunos puede que esto sea algo incluso trivial, pero para el jugador que de verdad está deseando sumergirse en una lectura fluida, que le dé una experiencia profunda a la hora de vivir la historia, nada resulta más fulminante que verse coartado continuamente con interrupciones fruto de las incorrecciones sintácticas. Creo que la oportunidad de reivindicar obras de la máxima calidad en nuestro idioma, en el escenario mundial de las novelas visuales, es demasiado valiosa como para desaprovecharla abandonando a su suerte la corrección ortográfica de un texto y una narración que son la base de toda historia que aspire a ser recordada y ensalzada en los años venideros.

Y WEM lo es… sin lugar a dudas. De hecho, aparte de esto, no tengo más que elogios para el juego.
 
 
El trasfondo de la historia es detallado en su justa medida, y el ritmo de la narración está hábilmente manejado, dejando al jugador con ganas de más a medida que van transcurriendo los días dentro del juego. La historia comienza a moverse de verdad cuando asumes el papel de Tanaka Ichirou, recién regresado a Momiji, en sus primeros días de clase en su nuevo instituto. Ichirou está de alguna forma huyendo de su pasado, en el que un grave incidente le convirtió en alguien infame, obligándole a la postre a abandonar su vieja escuela. Ahora que su madre tiene un nuevo trabajo en Momiji, surge la oportunidad de volver a empezar de cero en su ciudad natal. Sin embargo, no parece que aquí su habilidad para socializar haya mejorado mucho… y para acabar de arreglar las cosas, otra paria social, miembro de la temida familia Akketsu, empieza a acercarse a él sin comerlo ni beberlo, hasta el punto de que casi se convierte en su sombra cada vez que sale de clase…

A partir de aquí, Ichirou empezará a desarrollar su relación con Yuki en uno u otro sentido dependiendo de las elecciones del jugador. De igual modo, tendrá la ocasión de retomar su amistad con Reika, quien no asiste a la misma escuela pero empezará a visitarle cada tarde en su casa desde que su madre la encontró por casualidad. Todo con el ominoso trasfondo de “Red” y sus asesinatos, que siguen cometiéndose en la ciudad regularmente y sin cuartel, haciendo crecer la inquietud de la población con los días…

Dejando a un lado los ocasionales combates de Yuki, el juego sigue la canónica estructura de novela visual con elecciones en puntos clave. En el mundo de las novelas visuales, una de las tendencias más negativas (lamentables, incluso) de los últimos años es descuidar el manejo de las elecciones, que al fin y al cabo, son el alma de toda novela visual que se precie (a veces hasta el extremo de hacerlas desaparecer por completo y aún así seguir llamándolas “novelas visuales”, cuando en realidad se han convertido en novelas cinéticas y nada más). Las elecciones, desafortunadamente, son cada vez más proclives a la escasez, a estar mal colocadas, y lo peor, tienden a dos extremos: o bien son de un resultado ridículamente fácil de prever, o bien carecen de toda coherencia a la hora de afectar al resultado final de la historia. Bien; WEM es uno de los pocos juegos que ha conseguido mantener intacto el auténtico espíritu de las elecciones en una novela visual. Al contrario que en todos esos juegos, las elecciones en WEM están bien colocadas en el argumento, bien escogidas y bien calibradas. Algunas no son nada fáciles, y te van a llevar a finales desagradables (que a veces llegan incluso demasiado pronto), pero es lo que se espera de un juego que, en definitiva, te está presentando un desafío… y al contrario que en muchas otras novelas visuales, vas a ver, de una forma o de otra, la coherencia del resultado final en la historia. Este es uno de los aspectos clave por los que WEM es una novela visual con cara y ojos… de las que, por desgracia, empiezan a escasear en nuestro panorama.

La historia en sí, y el desarrollo de la misma, es sin lugar a dudas el punto más fuerte de WEM. Este juego es también único en la forma de hacernos partícipes de las interioridades de un personaje que en realidad no es el protagonista principal (la aparición de éste en el argumento se hace esperar bastante). Esta forma de presentar la historia puede resultar un poco confusa al principio, e incluso introducir elementos que el jugador, interpretando a Ichirou, no tendría por qué conocer de entrada; pero esto se compensa bastante bien, y a la postre, contribuye a una experiencia de inmersión muy lograda. Los personajes secundarios están bien equilibrados, los escenarios se presentan a un ritmo paulatino y mesurado, los elementos argumentales clave aparecen cuando toca, y la narración es simplemente exquisita (no hablo ahora de la ortografía y la sintaxis). Pero, por encima de todo, el tema que se explora, y la forma de abordarlo, son sublimes. Por supuesto, no queda tan patente en las rutas menores, pero la experiencia global tiene parangón con muy pocas cosas en el mundo de la narración. Los detalles del argumento y las escenas en sí son fuertes e incluso “gore”; no tanto en cuanto a imágenes como en narrativa, pese a lo que es necesario poner sobre aviso a las personas más sensibles. Pero más allá de eso, la experiencia es inigualable, y un tratado excelente sobre cómo puede el amor abrirse camino a través de escenarios tan aparentemente inhóspitos e incluso hostiles. Los dilemas morales ponen al jugador en tensión continuamente, pero llegan incluso más allá, trascendiendo casi en algo inédito, y apelando en todo momento a las emociones más profundas que un ser humano puede llegar a experimentar. El significado de conceptos tan arraigados como el “bien” y el “mal”, o lo que es correcto o incorrecto, se pone en tela de juicio de una manera magistral, permitiendo que los jugadores más entregados vivan una experiencia profunda como ninguna, en la que sus mismas emociones van a ser movidas y llevadas a un nuevo nivel. Meterse en la piel del protagonista es fundamental para que el disfrute en esta clase de historias sea máximo, y en cada detalle, este juego lo consigue como muy pocos.
 
 
En resumen, WEM es una historia soberbia que hasta el más experimentado jugador de novelas visuales va a disfrutar como pocas más. No puedo mencionar detalles más concretos, y no por falta de ganas, sino porque es probable que incurra con ello en serios spoilers. Pero recomiendo este juego encarecidamente a aquellos que no se amilanen con escenarios y descripciones truculentas, y que quieran disfrutar de un auténtico viaje por las emociones y los límites de lo que el ser humano, en cierto momento de la historia, dio en llamar “moralidad”. Si alguna vez los autores deciden pulir la corrección gramatical del texto, y tal vez algún que otro aspecto, WEM es uno de esos juegos que merece pasar a la posteridad de las novelas visuales.

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